Pero el Episcopado colombiano, entidad que ha manado a timbrar las boletas, descubrió que las réplicas que están repartiendo y vendiendo en diferentes lugares, son falsas y no corresponde a las auténticas.
El descubrimiento lo hizo un prelado al ver que las originales tienen incrustado en su interior el Espíritu Santo, y las falsas tienen una imagen de Lucifer.
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